La intervención de Estados Unidos en la retoma del Palacio de Justicia incluyó, al menos, explosivos de alto poder, seis expertos para manipular esos artefactos y trajes de asbestos para enfrentar incendios. Es probable que la explosión del tercer piso, la tarde del 7 de noviembre de 1985, haya sido con cargas de C4 que llegaron, unas horas antes, desde el Comando Sur de Estados Unidos.
Las evidencias de eso están en cables diplomáticos desclasificados que muy pocas personas han analizado. El investigador Michael Evans, analista senior de la ONG National Security Archive, en Washington, fue quizá el primero en leer con ojo avizor esa correspondencia. Los cables fueron publicados una vez levantada la reserva legal, pero quizá por razones de seguridad nacional de Estados Unidos están sombreadas algunas frases enteras o palabras clave.
Hay otra investigadora que también ya analizó el contenido de esa correspondencia. Es la politóloga Helena Urán Bidegaín, hija del magistrado auxiliar del Consejo de Estado Carlos Horacio Urán, quien salió vivo del Palacio, el 7 de noviembre de 1985, y después fue torturado y asesinado de un tiro de gracia.
Helena acaba de publicar una reedición de su libro “Mi vida y el Palacio de Justicia”. En esta nueva impresión de ese demoledor testimonio sobre lo que pasó en el Palacio, y cómo esa historia de horror tocó a su familia, incluye un nuevo capítulo final en el que relata cómo, a través de Michael Evans, llegó a esa correspondencia.
Cuenta el episodio del C-4 y otros detalles como que, al parecer, el Ejército colombiano sabía que el M-19 asaltaría el Palacio y lo que hizo fue retirar la seguridad para luego encerrar allí al comando guerrillero. La teoría de la “ratonera” que ya había sido analizada en un informe de la Comisión de la verdad.
Al periodista Juan Carlo Giraldo, de RTVC Noticias, una fuente le filtró miles de folios de esa correspondencia. Son tantos documentos, cartas cuyos mensajes pueden parecer crípticos, telegramas, reportes desde la embajada en Bogotá y tanto más que es difícil saber por dónde mirar.
En ese paquete, Giraldo también encontró los cables con la historia del C-4. Hay también telegramas en los que los diplomáticos, aparentemente, analizan un posible golpe a Belisario Betancur, cartas extensas entre los dos presidentes, Betancur y Ronald Reagan, transcripciones de llamadas y un extenso reporte llamado “Después del noviembre negro”, en el que se analiza la toma y retoma del Palacio, la posterior tragedia de Armero y el posible futuro inmediato de Colombia.
La propia Helena Urán, que habló en entrevista para el reportaje de RTVC Noticias, se asombró por el hecho de que la decena de cables que consultó para su libro hacen parte de un descomunal archivo que aún está por analizar.
Por eso decidió solicitar formalmente al presidente de la República, Gustavo Petro, que gestione ante el gobierno de Joe Biden una desclasificación total de esos archivos, sin las sombras en frases. Helena Urán Bidegaín cree que eso abonaría un poco el terreno hacia la justicia que ella, y todas las víctimas del Palacio de Justicia, esperan. Y más ahora que, según dice, en la Fiscalía no hay avances por el caso de su padre, por el que están judicializados tres oficiales: el mayor Carlos Alberto Frasica, el general Jesús Armando Arias Cabrales y el general Rafael Hernández.
Se necesitaron 22 años para que un grupo de reporteros, liderados por Daniel Coronell, encontraran entre las imágenes escondidas de tres noticieros, el de las 7, 24 horas y Promec, las imágenes del magistrado Carlos Horacio Urán saliendo vivo del Palacio. Luego estuvieron los hallazgos de la fiscal Ángela Buitrago, que encontró la billetera de Urán, atravesada por una bala, en una caja olvidada en una guarnición militar. El destino de Urán, salir vivo y luego aparecer muerto, lo comparten unas 21 personas más, según el documental “Huellas de desaparición”, en el que participó Forensic Architecture.
La pregunta ahora es cuántos años se necesitan para que haya un examen forense que descubra posibles verdades que se ocultan los telegramas que envió la embajada de Estados Unidos en Bogotá durante la retoma del Palacio de Justicia, el 6 y 7 de noviembre de 1985.